Un trabajo interinstitucional
Representantes de un grupo de instituciones públicas y privadas se propusieron crear una guía de buenas prácticas y condiciones para el trabajo en el tambo. El objetivo es que constituya un protocolo de criterios mínimos para las empresas lecheras de todo el país.
“Esto muchas veces se ha considerado como el problema del personal en el tambo. Nosotros preferimos hablar del factor humano, que implica tanto al trabajador como al empresario”, indicó Fernando Preumayr, profesor de Comportamiento Humano del Centro de Agronegocios y Alimentos Universidad Austral, al presentar la iniciativa durante una jornada lechera organizada recientemente en la sede porteña de la UCA.
“Si no logramos hacer crecer a las personas, no vamos a poder hacer crecer a la actividad lechera. Todos estamos convencidos de eso”, añadió. El equipo interdisciplinario –integrado por agrónomos, veterinarios, psicólogos, empresarios y consultores– está conformado por Aacrea, Aprocal, Caprolecoba, Fundación Valores para Crecer, INTA Rafaela, Universidad Austral, UBA, Universidad Nacional de Lomas de Zamora y Universidad Nacional del Litoral.
En 2016 el grupo de trabajo planea realizar una guía de buenas prácticas a través de soportes escritos y audiovisuales, tests de autodiagnóstico y análisis de experiencias destacables en plataformas digitales que faciliten la interacción. Las áreas de trabajo por cubrir serán desarrollo organizacional, sistema productivo, vivienda, infraestructura y marco legal.
“Tenemos una visión integral desde el punto de vista laboral, familiar y personal. La misión es que cada tambo sea una empresa sustentable y atractiva para las personas y familias que forman parte de ella”, apuntó Preumayr.
La iniciativa está sustentada en las necesidades detectadas en una encuesta realizada en 2014 por el Movimiento CREA a empleados y empresarios del sector lechero de diferentes regiones productivas. En la misma se evidenció que casi la mitad de los 1184 trabajadores consultados (ordeñadores, mixeros, tractoristas, encargados de fosa, de cría-recría, entre otros) tenían menos de 30 años de edad con hijos en edad escolar. Un 65% de los consultados residía en el campo, mientras que un 16% vivía a más de 16 kilómetros del tambo. El 46% de la muestra tenía menos de dos años de antigüedad en el puesto de trabajo (factor que indica alta rotación).
La mayor sorpresa provino de las respuestas obtenidas a partir de la pregunta sobre cuáles son los aspectos que le disgustan de su trabajo (se trató de una pregunta abierta para evitar condicionar las respuestas). Un 83% de los consultados dijo que le molestaba el barro y la lluvia, mientras un 50% manifestó disgusto por tener que trabajar al aire libre con temperaturas extremas. Y un 64% de los consultados dijo comenzar a realizar el primer ordeñe antes de las 4 de la madrugada. “La encuesta muestra indicios de porqué esta actividad se ha vuelto poco atractiva para muchas personas”, explicó Preumayr.
Rita Giovenale, productora lechera del CREA Rafaela –una zona que comenzó a trabajar en el tema en 2012– relató que en su empresa, con el objetivo de hacer más atractivo el trabajo, simplificaron tareas por medio de la conformación de un solo rodeo, la detección del celo y el ofrecimiento de la ración en la sala de ordeñe y servicios estacionados desde fines de mayo hasta la primera semana de diciembre.
“Si queremos que la lechería sea una actividad atractiva para la gente, tenemos que saber que diciembre es un mes con muchas actividades sociales –con fiestas escolares y de fin de año– y entonces la gente tiene que estar más libre en el trabajo”, explicó Giovenale.
“También implementamos una guachera comunitaria que, además de simplificar el trabajo, permitió reducir la mortandad en terneros. Armamos corrales fijos con tachos que tienen tantas tetinas como terneros que deben ser alimentados, de manera tal que una sola persona puede gestionar el sistema”, añadió.
“En cuanto al horario, tratamos de que en verano la jornada de trabajo comience a eso de las seis de la mañana, mientras que en invierno es más temprano porque eso es lo que nos pidieron los trabajadores para poder llevar los chicos al colegio”, comentó la empresaria santafesina.
Otras de las reformas implementadas es contar con casas climatizadas para el personal con un tamaño acorde a la cantidad de gente que vive en ella y obras que faciliten el trabajo en los días lluviosos. “Estamos tratando de armar consorcios camineros en la zona para que le gente pueda llegar sin dificultades a las escuelas o zonas urbanas”, relató.