Un rasgo que vale millones
Consumo residual de alimento en toros. Resultados de un trabajo interinstitucional desarrollado entre FAUBA, INTA y CREA
El grupo CREA Cabañas, de la región Sudeste, realiza desde el año 2011 una prueba de producción de sus toros. El objetivo es evaluar, en condiciones controladas de alimentación y manejo, el comportamiento de toros jóvenes desde el destete hasta los 13 a 15 meses de edad aproximadamente, con énfasis en los caracteres más relevantes para la eficiencia productiva y reproductiva. Se trata, en síntesis, de identificar ejemplares potencialmente superiores en diferentes atributos y generar datos útiles para la toma decisiones.
“Si bien cada establecimiento lleva adelante su propio programa de mejoramiento genético, encuentran en este trabajo grupal una forma de compartir información, una manera de ‘medirse’ frente al resto y mejorar”, relata Juan Adolfo Lafontaine, presidente del CREA y fundador del establecimiento Los Tigres, en Azul.
La prueba de toros es abierta a cualquier cabaña del país. El único requisito para participar es que los animales reúnan ciertas características: ser mochos, contar con fecha de nacimiento fehaciente (nacidos entre el 15 de julio y el 15 de septiembre del año anterior), así como peso al nacimiento y al destete, y tener padre y madre conocidos.
La última edición −que tuvo lugar por primera vez en el INTA Anguil− contó con la participación de 14 cabañas CREA y no pertenecientes al Movimiento de las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba. Cada una de ellas aportó entre dos y cuatro toros de alrededor de nueve meses de edad y 250 kilos de peso al ingreso. De los 43 animales, 37 eran de raza Angus (22 negros y 15 colorados), tres de la raza San Ignacio y tres Murray Grey.
Esta prueba tuvo también otra particularidad: gracias al vínculo que el CREA Cabañas estableció con dicha estación experimental, a través de Aníbal Pordomingo y Daniel Maizon, incluyó entre las variables evaluadas el consumo residual de alimento (residual feed intake o RFI), algo inédito en la Argentina.
Consumo residual versus eficiencia de conversión
Pero ¿qué es exactamente el RFI? ¿Qué aporta de novedoso con respecto a otros atributos ya evaluados?
“El consumo residual es una medida de eficiencia alimentaria, independiente del nivel de producción. Se obtiene a partir de la diferencia entre el consumo observado −dato arrojado por el comedero ‘inteligente’− y el esperado, que se calcula mediante una fórmula compleja que considera el aumento del peso vivo y el peso metabólico de cada animal. Los animales con mayor eficiencia alimentaria son aquellos con menores valores de RFI”, expresan desde el INTA Anguil. “Si la diferencia es positiva, significa que el consumo es superior al esperado, es decir, ineficiente; si es negativa, implica que el animal consumió menos kilos por día de lo que hubiese correspondido, es decir que es más eficiente”, agrega Lafontaine.
El RFI, en cambio, representa la diferencia entre el consumo esperado para cada combinación de peso y el aumento diario de peso, y el consumo diario medido en la prueba. “Se detectan animales con RFI positivos (ineficientes) o negativos (eficientes), por lo que la eficiencia es independiente del tamaño adulto y de la ganancia de peso. Ello quiere decir que se puede progresar en eficiencia sin modificar los requerimientos de mantenimiento. Esto responde –según datos aportados por Aníbal Pordomingo− a la mayor eficiencia del metabolismo proteico (37%) y de renovación de otros tejidos (10%), al estrés (17%), a la digestión y calor de fermentación (21%), a la composición corporal (5%) y a la actividad (10%)”, subraya.
La medición
En la última prueba hubo un período previo de acostumbramiento de alrededor de 40 días. Desde el inicio y hasta el final de la experiencia, los toros consumieron una dieta alta en proteína y baja en almidón, permaneciendo en corrales con disponibilidad de sombra, superficie suficiente para garantizar el desplazamiento y libres de barro.
Las mediciones efectuadas fueron pesaje (para evaluar el aumento de peso vivo); circunferencia escrotal; altura a la grupa; precocidad sexual y calidad seminal (extracción de semen con electroeyaculador); carcasa (mediante ultrasonografía); área de ojo de bife; espesor de grasa dorsal y de cadera, y porcentaje de grasa intramuscular; peleche y docilidad. Durante los últimos 80 días de la prueba se evaluó el consumo residual, para lo cual los animales fueron provistos de caravanas electrónicas de identificación individual.
Es preciso destacar que la evaluación de este atributo fue posible gracias al uso de ocho comederos “inteligentes” instalados en dos corrales de la estación experimental, cuyo desarrollo fue impulsado por Aníbal Pordomingo y cuya concreción estuvo a cargo de Ricardo Garro, Matías Camiletti y Jesús Martínez, técnicos especialistas en trabajos de electromecánica. Tal iniciativa le valió al equipo de investigadores del INTA Anguil el máximo galardón que otorga el Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria (CiTA) en 2018.
Alto impacto
Pero ¿qué se espera a futuro a partir de la medición de este rasgo? ¿Por qué su incorporación resulta tan revolucionaria para el mejoramiento genético local?
En pequeña escala, a nivel de los establecimientos, permite detectar líneas promisorias en lo que respecta al consumo residual dentro de líneas balanceadas en los principales caracteres productivos. “Seguramente se generarán padres muy valiosos para la economía de los sistemas, siendo la eficiencia de uso de energía un carácter inexplorado en nuestro país, de alto impacto económico y con el plus de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)”, advierte el presidente del CREA Cabañas.
Con respecto a las hembras, hay evidencias de que ejemplares con bajo RFI (eficiente) poseen similar comportamiento productivo y reproductivo en un plano de mayor eficiencia de alimentación, lo que se traduce en una mejor condición corporal. “Menor consumo por unidad producida y mayor stock por hectárea sin modificar tamaño adulto, otro dato clave que aporta la revisión de Pordomingo”, subraya Lafontaine.
A gran escala, seleccionar por este rasgo podría significar ahorros de entre 450 y 800 millones de dólares para la cría, la invernada a pasto y el feed lot argentinos. Eso fue lo que destacó Rodolfo Cantet, especialista en Mejoramiento Genético Animal de la Fauba, al presentar los resultados de la prueba en el INTA Anguil: “Hoy es un día histórico para la ganadería. Por primera vez contamos con mediciones de consumo residual de 43 toros, una herramienta de selección que permitirá reducir los gastos de alimentación de la descendencia sin alterar el tamaño corporal ni sacrificar ganancias de peso”. Junto a Sebastián Munilla, Cantet tuvo a su cargo el procesamiento de los datos obtenidos en las mediciones, con la colaboración de Daniel Maizon.
El artículo completo puede verse en la edición de mayo de la Revista CREA.