Un ámbito de crecimiento
Francisco Laucirica lleva adelante la gestión operativa de la empresa familiar y participa ampliamente en la actividad institucional de la región Sudeste
Francisco Laucirica comenzó a trabajar como asesor de un grupo de Cambio Rural luego de recibirse de Licenciado en Producción Animal en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Tenía en sus planes realizar una extensa carrera profesional antes de ingresar a la empresa agropecuaria familiar. Pero eso no fue posible.
Su padre, integrante del Consejo de Administración de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Rauch Ltda. y del Consejo Directivo de INTA en representación de Coninagro, le solicitó que se hiciera cargo del campo ganadero familiar, dado que el encargado del mismo se retiraba y se necesita un reemplazo de manera urgente.
“Si bien mi proyecto original consistía en trabajar muchos años fuera de la empresa familiar para adquirir experiencia, a fines del 2016 decidí aceptar el pedido de mi padre para asumir esta nueva responsabilidad”, explica Francisco.
Su padre, quien, junto a su hermana, comparten la propiedad de la empresa familiar, está dedicado a responsabilidades institucionales y delegó el gerenciamiento del campo a su hijo.
“Los animales son mi pasión”, comenta Francisco, quien tiene a su cargo rodeos de cría y recría en base a pasturas con complemento de silaje de maíz de planta entera. Adicionalmente, cuando los números son favorables, encierran parte de los terneros recriados para terminarlos con silo de autoconsumo y balanceado. También brindan servicios de capitalización de hacienda a terceros.
Una de las primeras medidas tomadas por Francisco fue reducir el stock de vientres bovinos localizados en campos arrendados a un valor que no justificaba la productividad del negocio de cría. Y focalizó los esfuerzos en mejorar los indicadores productivos del rodeo ubicado campo propio. Casi todo el equipo de personas de la unidad ganadera –salvo un caso– que trabajaba con el anterior encargado sigue ahora con Francisco.
“El primer año no recriamos nada de hacienda propia, sino que tomamos terneros en capitalización; el segundo año, al ordenar nuestro rodeo de cría, comenzamos a ocupar parte del área de recría con terneros propios y a partir del tercer año seguimos con esa tendencia, además de volver a incrementar el stock de vacas en campos alquilados a valores más razonables”, apunta Francisco.
“Con el auge agrícola de la última década, los valores de la campos de cría en la Cuenca del Salado subieron para luego no volver a caer, pero esos números no se corresponden con la realidad del negocio, especialmente si los pagos de los arrendamientos deben hacerse cada tres o cuatro meses en un contexto de altísimas tasas de interés. La única alternativa para valorizar a la cría es hacer recría y eventualmente engorde de animales”, añade.
La unidad agrícola de la empresa familiar, que está a cargo de un ingeniero agrónomo que es cuñado de Francisco, está dedicada a abastecer las necesidades de granos del área ganadera de la firma. El padre de Francisco –Elbio– se dedica a la gestión financiera y crediticia.
Para asumir la gerencia de la unidad de negocios ganaderos, el apoyo del grupo CREA Arroyo Langueyú (región Sudeste) fue esencial. “Mi padre me delegó completamente la gestión operativa de la empresa, algo que no suele ser usual y que es fundamental para poder despegar, pero contar con una referencia de pares al momento de tomar decisiones es algo importante y en eso el CREA cumple un rol clave”, indica.
“El grupo CREA es un ámbito de crecimiento y aprendizaje constante, que se da en un marco de confianza y compromiso que es fundamental. La dinámica y metodología de trabajo del Movimiento CREA nos permite ir mejorando y aprendiendo día a día”, añade.
En 2017 Francisco asumió la presidencia del CREA Arroyo Langueyú y un año después participó en la organización del Congreso Regional de los CREA de la zona Sudeste , mientras que este año estuvo involucrado además en la organización de la JAT Ganadera regional realizada en Rauch. “Para todos estos eventos se armaron distintos equipos de trabajo donde predomina siempre un ámbito que permite la participación y el aprendizaje en conjunto; se trata de un muy buen entorno para que los más jóvenes nos vayamos formando”, resalta.
“Actualmente estoy coordinando la Escuela de Encargados CREA, un proyecto muy lindo que nació en nuestra región y que ya está en su cuarta edición. La particularidad que tiene esta escuela es que, además de capacitar a las personas en temas técnicos –como pueden ser el manejo de pasturas o de un rodeo de cría–, se hace mucho énfasis en temas muy importantes como el liderazgo, el trabajo en equipo, aprovechamiento del tiempo y la gestión de emociones, entre otros”, concluye.
El artículo puede verse en la edición de septiembre de la Revista CREA.