Herramientas para potenciar rendimientos en cultivos de invierno
Recomendaciones realizadas por el Grupo de Experimentación Agropecuaria de la región CREA Sudoeste.
El Grupo de Experimentación Agropecuaria de la región CREA Sudoeste (Geaso) desarrolló un indicador que permite evaluar la conveniencia de realizar fertilizaciones tardías en trigo y cebada.
El indicador se determina a partir de un cociente entre el valor de índice verde normalizado (IVN) de un cultivo saturado de nitrógeno (con una oferta total de 200 kg/ha de ese nutriente) versus el IVN del cultivo por evaluar. La medición de IVN puede realizarse utilizando sensores de mano (Greenseeker/Trimble).
“El indicador permite predecir en ambientes de nuestra región respuestas tanto de rendimientos como de proteína en cebada y trigo a partir de aplicaciones realizadas en estado de dos nudos”, explicó Agustín Giorno, coordinador técnico del Geaso (gráfico 1).
“Para poder emplear esta herramienta es necesario realizar en un sector de cada lote una sobrefertilización para poder tener como referencia para hacer el cálculo”, añadió durante una jornada técnica de fina realizada esta semana en línea por la región CREA Sudoeste.
Por otra parte, en 2019/10 los técnicos del Geaso comenzaron a realizar evaluaciones de fertilizaciones foliares tardías en cereales de invierno con resultados preliminares auspiciosos, aunque los mismos deberán ser calibrados con datos provenientes de campañas con regímenes hídricos más cercanos a la media histórica.
Ensayos realizados en diferentes ambientes de la zona Sudoeste determinaron que reducir la densidad de siembra con cultivares de ciclos largos de trigo es viable –en condiciones constantes– en ambientes con un potencial de hasta 33 qq/ha, mientras que esa alternativa, en lo que respecta a ciclo cortos, es mucho más limitada porque sólo sería aconsejable en ambientes con un potencial productivo de hasta 26 qq/ha (gráfico 2).
“Una baja densidad de siembra, en general, puede mejorar el rinde en ambientes de bajo potencial, mientras que en ambientes medios a elevados (30-50 qq/ha de trigo) puede promover pérdidas de rendimiento; la única manera de lograr un comportamiento similar entre la baja y alta densidad es por medio del empleo del cultivares de ciclos largos bien nutridos (con una fertilización nitrogenada total de al menos 140 kg/ha)”, remarcó Agustín (gráfico 3).
“Existen muchas variables del negocio de cultivos de fina sobre las que no podemos incidir, pero sí tenemos muchas herramientas para gestionar de manera eficiente los recursos disponibles y potenciar los rendimientos y la calidades obtenidas; esa es la clave que puede marcar una diferencia”, concluyó.