¿Cuáles fueron los cultivares de trigo que mejor se comportaron ante enfermedades?
Resultados de los ensayos realizados por los grupos CREA de la región Norte de Buenos Aires
El ciclo 2019/20 fue la quinta campaña consecutiva en la cual se hizo presente en cultivos de trigo de la región Norte de Buenos Aires la roya estriada con diferentes intensidades y momentos de aparición, lo que indica que se trata de un problema que “vino para quedarse”.
Así lo indica el último informe de resultados de ensayos comparativos de rendimientos y calidad comercial de cultivares de trigo realizado por los CREA de la zona Norte de Buenos Aires, el cual fue coordinado por Matías Ermacora con la colaboración de Germán Rossomano y Leonardo López.
“Una base genética común sobre un amplio grupo de variedades muy utilizadas en la zona, con marcada susceptibilidad a esa enfermedad, complejiza el manejo sanitario. La proliferación de razas virulentas en variedades muy difundidas define un panorama complejo en términos de manejo sanitario, teniendo en cuenta que se suma a las enfermedades foliares históricas en la zona, como son roya anaranjada y mancha amarilla, además de los problemas recurrentes, en las últimas campañas, de roya del tallo”, apunta el informe.
Con respecto a roya estriada o amarilla, en el ciclo 2019/20 la enfermedad apareció hacia mitad de la etapa de encañazón y el progreso de la misma hasta la etapa de floración fue muy importante; de hecho, generó el doble de daño (severidad) por punto de incremento de incidencia comparado con roya anaranjada. Post floración se observó un freno importante en el avance.
En cuanto a roya común de la hoja, como promedio zonal, se observaron niveles bajos de la enfermedad medidos como incidencia y severidad al comienzo del período crítico de los cultivos, aunque con diferencias entre sitios. El cultivar Algarrobo, como ejemplo de material susceptible, mostró comportamientos significativos y contrastantes entre distintas localidades.
Con respecto a mancha amarilla, los cultivos comenzaron el período con niveles muy por debajo del promedio histórico de la enfermedad (el más bajo de las últimas treces campañas), pero hacia la floración la enfermedad registró una tasa de progreso superior al promedio histórico. Al igual que en la campaña 2018/19, en cultivares susceptibles detectamos bajos controles de la enfermedad por parte de las mezclas tradicionales.
En nueve de las doce variedades evaluadas en 2019/20 la enfermedad de roya estriada se hizo presente con niveles de daño variables. Al comienzo del período crítico y con bajos niveles, las variedades afectadas fueron Ceibo y Algarrobo, a las que se les sumó hacia la floración –con menor presión– Ñandubay. Las variedades que se destacaron fueron Guayabo, Jacarandá y Baguette 620.
Los cultivares que presentaron los primeros síntomas de roya común de la hoja fueron Guayabo, Baguette 550 y Jacarandá. A la floración de los cultivos se le sumó Algarrobo. Las variedades destacadas en este caso fueron Ceibo, Sauce, Audaz, Pehuén, SY120 y Klein Valor.
Los niveles medidos de mancha amarilla en hoja bandera fueron inicialmente muy bajos en todas las variedades que participaron de los ensayos, pero aumentaron de manera significativa hacia la floración de los cultivos, especialmente en Pehuén y Guayabo. Se destacaron por su buena sanidad a mancha amarilla Ñandubay, Valor, Algarrobo, Audaz y Baguette 550 (cuadro 1). Se cuantificó niveles muy bajos de bacteriosis en todos los sitios a partir de la floración.
Cuadro 1. Incidencia y severidad de mancha amarilla, roya anaranjada y roya estriada entre los estados de lígula hoja bandera (Zadoks 3.9 – 4.1) y los estados de principios de floración (Zadoks 6.1) y cuaje (Zadoks 7.1) en situaciones sin fungicida. Se presenta el valor de probabilidad, diferencia mínima significativa al 5%.
La campaña 2019/20 presentó niveles de roya de tallo variables entre sitios e inversa a lo tradicional (más al sur que al norte de la región). La variedad más afectada fue SY120, mientras que Guayabo y Jacarandá tuvieron bajos valores. Por su parte, Baguette 550, Audaz y Baguette 620 presentaron trazas.
“De la información acumulada durante las últimas once campañas pueden leerse dos aspectos importantes: el quiebre de la linealidad en la relación entre incidencia y severidad se da en 33% de incidencia en cebada y en 41% incidencia en trigo; ese valor de incidencia se asocia con un valor de severidad de 5% (gráfico 1) y pueden ser considerados valores orientativos para decidir la aplicación de fungicidas (tener en cuenta estado, cultivar y condición de la campaña)”, apunta el informe.
“En mancha en red presenta una tasa de incremento de la severidad mayor al observado en mancha amarilla para generar valores de severidad progresivamente mayores (gráfico 1). Cabe destacar que el 27% y el 43% de los valores de enfermedades medidos durante las últimas diez campañas para mancha amarilla y red, respectivamente, se encuentran superando el valor de incidencia propuesto”, añade.
Gráfico 1. Relación entre la incidencia y la severidad de mancha amarilla en trigo (rombos amarillos) y mancha en red en cebada (cuadrados marrones) durante el período crítico de los cultivos (Z3.9 a Z7.1). Datos de lectura de enfermedades foliares durante las campañas 2009 a 2019. 1158 datos de lectura de trigos y 230 datos de lectura de enfermedades en cebada.
Las variedades que en 2019/20 se destacaron en rendimiento fueron Baguette 620 y Algarrobo, seguida de Sauce y SY120. Al corregir el rendimiento a comercial por bonificaciones o rebajas, no se presentaron cambios de gran importancia, (aunque se redujeron diferencias de rendimiento entre variedades de distinta calidad y aumentaron las respuestas a modelo de nitrógeno). Los cultivares Sauce y Baguette 550 presentaron rendimientos comerciales muy cercanos a la variedad más sembrada en la zona (cuadro 2).
Cuadro 2. Rendimiento comercial ajustado por rebajas y bonificación según estándar de comercialización de trigo pan para el grupo de variedades evaluadas diferenciado entre sitios y manejo de nitrógeno, rinde promedio e índice y coeficiente variación.
Los valores de proteína y gluten estuvieron asociados principalmente a la genética (35 y 38%) y, en menor medida, al modelo de nitrógeno (26 y 30%), sin interacción entre estas variables. Claramente se destacaron en proteína y gluten Valor y Audaz, dado que con el modelo de fertilización de 160 kg/ha de nitrógeno fueron las únicas variedades que alcanzaron una base de 11% de proteína. Las variedades con menores valores de proteína y gluten fueron Algarrobo, Pehuén, Guayabo, Jacarandá y Baguette 620; este grupo de variedades no alcanzó 11% de proteína bajo el modelo de 210 kg/ha.N.