CREA expuso su posición sobre la reforma de la Ley de Semillas
Federico Bert participó en la cuarta y última jornada de las presentaciones que se vienen realizando en el Congreso nacional.
La implementación de un nuevo marco normativo en semillas debería asegurar el reconocimiento y la retribución de la inversión en mejoramiento genético y biotecnológico.
Así lo indicó hoy Federico Bert, coordinador del área de Investigación y Desarrollo de CREA, durante una exposición brindada en la cuarta y última jornada de las presentaciones que se vienen realizando en el Congreso nacional para evaluar la reforma de la actual Ley de Semillas (Nº 20.247/73).
Una nueva legislación en la materia –señaló Bert– además debería asegurar que todos los productores puedan acceder a la mejor tecnología disponible en un entorno que propicie la mejora genética continua y el desarrollo de nuevos eventos biotecnológicos.
Para eso, el referente técnico de CREA dijo que –tal como se expuso en el “Acta de Entendimiento” firmada por diferentes integrantes de la cadena de valor agrícola en diciembre de 2017– un nuevo marco regulatorio debería contemplar la implementación del uso propio oneroso con excepciones para los productores inscriptos en el Registro Nacional de Agricultura Familiar (RENAF) y aquellos pertenecientes a pueblos originarios, además de un fortalecimiento del Instituto Nacional de Semillas (Inase).
“Estudios recientes muestran que en la Argentina entre 1980 y 2015 el incremento de rendimiento promedio en el cultivo de soja fue de 28 kg/ha/año, la mitad del cual se explica por el mejoramiento genético”, explicó Bert.
“También se registraron avances importantes en algodón, arroz y caña de azúcar, entre otros muchos cultivos. El mejoramiento genético y los avances logrados en biotecnología son determinantes para el desarrollo de la agricultura en el actual contexto global”, añadió.
“La actualización de la normativas de semillas es necesaria para adaptarse a los desafíos que presenta un sistema alimentario sostenible y para que el sector agropecuario argentino sea competitivo”, concluyó Bert.
Agenda global
Hacia el año 2050 la población mundial podría alcanzar la cifra de 9700 millones de personas, según proyecciones de OCDE (actualmente se estima que es del orden de 7650 millones). Se prevé que la mayor parte de ese aumento se registre en áreas urbanas.
En ese escenario, el sector agropecuario enfrenta el desafío de generar alimentos suficientes para una población sustancialmente mayor a la actual
Un grupo de referentes agroindustriales trabajaron en el transcurso del presente año para elaborar un documento con recomendaciones orientadas a lograr el cumplimiento de esa meta, el cual será presentado a los principales líderes mundial durante la cumbre del G20 que se realizará en la ciudad de Buenos Aires el próximo 30 de noviembre y 1 de diciembre.
Argentina, que este año preside el G20, definió los tres aspectos centrales que se tratarán en el foro: el futuro del trabajo, infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario sostenible.
En el ámbito del G20 se incluyen a los denominados “grupos de afinidad”, los cuales están conformados por organizaciones de la sociedad civil que se reúnen para aportar su visión a los líderes políticos de las principales naciones del mundo. Cada grupo prepara una serie de recomendaciones con el objetivo de fijar la posición de los principales referentes de la sociedad en cada una de las cuestiones abordadas. Si bien las recomendaciones no son vinculantes, las mismas son consideradas por los líderes del G20 en sus discusiones y negociaciones.
Cada grupo de afinidad es presidido por organizaciones convocadas formalmente por el país que ejerce la presidencia del G20. En el evento de este año se conformaron siete grupos de afinidad, uno de los cuales (B20) está integrado por asociaciones empresarias.
El grupo dedicado a elaborar un documento sobre recomendaciones para alcanzar un sistema alimentario sostenible está conformado por la Sociedad Rural Argentina (SRA), la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Arcor, Danone, Unilever, Wines of Argentina, Consejo Empresario para el Desarrollo Sostenible (Ceads), Carozzi, Bain & Company y CREA (que integra el grupo como “Concept Partner”). El presidente de dicho grupo es Luis Pagani (presidente de Arcor).
El documento consta de cinco temas centrales: 1) erradicar la malnutrición, la desnutrición y la obesidad; 2) asegurar la conservación del ambiente, la mitigación y adaptación al cambio climático; 3) impulsar el desarrollo y adopción de tecnologías; 4) eliminar barreras al comercio global de alimentos; y 5) minimizar las pérdidas y desperdicios de alimentos.
En lo que respecta a las cuestiones propias del ámbito agropecuario, el documento recomienda “crear beneficios económicos orientados a promover un uso eficiente y sostenible de recursos clave en los sistemas de producción de alimentos, reduciendo al mínimo la posibilidad de que eso genere distorsiones comerciales”.
Para poder alcanzar esa meta se propone acciones tales como “mejorar y estandarizar entre los diferentes países los indicadores de medición de impacto ambiental de las producciones agrícolas y pecuarias” y “relocalizar la ayuda financiera y los incentivos económicos orientados a promover la adopción de prácticas ambientales sostenibles”.
También se recomienda “promover el desarrollo y la adopción de tecnologías innovadoras y prácticas que permitan anticipar el impacto, la adaptación o la generación de resiliencia ante el cambio climático”, para lo cual se aconseja “evaluar diferentes prácticas agropecuarias que permitan mitigar los impactos ambientales de largo plazo y construir resiliencia contra las amenazas climáticas de alta, media y baja probabilidad”.
Además, se recomienda “impulsar el desarrollo de tecnologías innovadoras orientadas a incrementar la producción de alimentos alrededor del mundo (por ejemplo a través de biotecnología, plataformas digitales, etcétera)”.
En ese marco, se aconseja “promover la cooperación entre referentes académicos y empresarios con el propósito de identificar los desafíos necesarios para lograr una producción agrícola sostenible y abordarlos priorizando áreas clave para dirigir las innovaciones (por ejemplo en lo que concierne a la degradación de suelos, eficiencia en el uso del agua, emisiones de gases de efecto invernadero, etcétera)”.
Otra recomendación de interés para el agro, contenida en el documento, es la “incrementar la inversión necesaria para generar una infraestructura rural sostenible y robusta, de manera tal de promover la adopción de tecnologías por parte de las pequeñas y medianas empresas agropecuarias, además de impulsar mejoras en el acceso a mercados y conocimientos”.
Para eso –indica el documento– se requiere “identificar los déficits de infraestructura críticos y cuantificar el impacto que los mismos generan en el sector agropecuario (por ejemplo en lo relativo a la falta de medios de transporte accesibles, electricidad, almacenamiento, telecomunicaciones, sistemas de gestión de agua, etcétera)”, además de “invertir en métodos de transporte alternativos y respetuosos con el medio ambiente para las comunidades rurales (por ejemplo puertos, canales fluviales, autopistas, trenes, etcétera)”.