Hacia un manejo de precisión de praderas
Experiencia en la zona CREA Sudoeste. El desafío: adecuar dietas en función de objetivos productivos.
En diferentes ambientes de la región CREA Sudoeste se comenzaron a realizar evaluaciones orientadas a caracterizar el compromiso entre el nivel de aprovechamiento (altura de corte) y productividad total de las pasturas.
Los ensayos arrojaron como resultado que un nivel de extracción máximo en praderas base alfalfa (tres centímetros de remanente en pie) permite cosechar una mayor cantidad de forraje durante la campaña, aunque con una muy baja frecuencia de cortes (los intervalos entre pastoreos se hacen muy largos).
“En contraste, los niveles de extracción en los que se buscó mantener remanentes importantes (22 centímetros de remanente en pie), en los que la pradera siempre logró sostener niveles de intercepción de radiación superiores al 80%, la cantidad de forraje extraido en una campaña fue significativamente menor. Pero este sistema de manejo permitió obtener intervalos entre pastoreos (cortes) mucho más cercanos”, explicaron los técnicos CREA de la zona Sudoeste Agustín Giorno y Estanislao Quiroga.
Cuando se manejaron las praderas con un nivel de remanente intermedio (ocho centímetros o un puño), los resultados no difirieron en producción respecto al tratamiento de máxima extracción, de modo que se logró un alto nivel de producción y una frecuencia de cortes/pastoreos intermedia (ver gráfico).
“Cuando analizamos la distribución del forraje extraido en cada tratamiento, encontramos que la estacionalidad es un factor clave y altamente variable. En las estaciones en las que las praderas crecieron con alta disponibilidad de humedad en el suelo –primavera y otoño– existió una clara ventaja a favor del manejo de remanentes intermedios (remanente de ocho centímetros) y frecuencia media de cortes”, señalaron los técnicos CREA.
“Sin embargo, para las estaciones con menor disponibilidad de agua y temperatura, la única manera de maximizar el forraje extraido fue consumiendo/cortando al máximo el stock disponible”, añadieron.
Al analizar el producto cosechado en los mismos experimentos, encontraron que, en cualquiera de las estaciones del año, los tratamientos en los que se conservó el máximo remanente arrojaron los mayores valores de calidad (energía metabolizable), mientras que –naturalmente– la cosecha de forraje más intensiva mostró los peores niveles de energía durante todo el año.
“Estos resultados indican que, al asignar una carga integrada (carga por tiempo de pastoreo), podemos definir no solamente la cantidad de forraje por extraer en un pastoreo, sino también la calidad que los animales estarían consumiendo”, remarcaron Agustín y Estanislao.
Desde hace más de una década se dispone de un sistema de seguimiento satelital de la productividad de los principales recursos forrajeros en todas las regiones del movimiento CREA. Ese sistema (desarrollado por un pedido surgido en su momento en la región CREA Sudoeste) permite conocer la variabilidad temporal y espacial de las tasas de crecimiento de los recursos forrajeros y tomar decisiones con pleno conocimiento de este fenómeno.
Durante la última década se han desarrollado y masificado además diferentes instrumentos que permiten obtener datos de la misma naturaleza que los empleados en el sistema de seguimiento, pero en tiempo real y para diferentes escalas. Utilizando sensores de índice verde de mano (Greenseeker/Trimble) en cada uno de los cortes analizados (pre y post corte) se encontró una fuerte asociación entre los valores de índice verde normalizado (IVN) que arroja el instrumento y el volumen de forraje cosechado en parcelas.
“Estamos trabajando con el Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección de la Fauba en adecuar los parámetros que se utilizan actualmente para el sistema seguimiento satelital, de manera que puedan ser utilizados a partir de mediciones de campo con herramientas de mano. Los resultados hasta aquí obtenidos son muy satisfactorios y alientan la posibilidad de lograr obtener valores de productividad forrajera a campo en tiempo real de manera muy sencilla”, indicaron los técnicos CREA.
“Las experiencias realizadas en la región nos presentan un nuevo desafío. Conocer los stocks de forraje y la productividad de los recursos nos permite planificar. Si a esos parámetros (stock y productividad) le adicionamos el conocimiento de la calidad de forraje en diferentes estratos de una pradera, la capacidad de consumo animal y sus implicancias en la performance productiva de los rodeos, seremos capaces de asignar alimento con un criterio mucho más integrado”, proyectaron.
“Al igual que un nutricionista es capaz de adecuar dietas en función de sus objetivos productivos, podremos administrar praderas contemplando consumo animal, calidad de forraje extraido y capacidad productiva de los recursos. Por otra parte, seremos capaces de conocer de manera instantánea, con un método muy sencillo, la disponibilidad de forraje y la tasa de crecimiento de los recursos, corrigiendo con mayor precisión las secuencias de consumo de forraje”, concluyeron.
El artículo completo puede leerse en la última edición de la Revista CREA