Tambo de búfalas en la zona pampeana
Una experiencia CREA en Mercedes
Casi dos décadas atrás Miguel Ortiz, miembro del CREA Arroyo de los Huesos, decidió armar un tambo de búfalas en la localidad bonaerense de Gral. Rodríguez con el propósito de complementar los ingresos del tambo de vacas y proveer una leche diferente a Arrivata, la fábrica de quesos del grupo familiar.
Luego de recibir a las búfalas –provenientes de Formosa– tardó casi dos años en adaptarlas a la zona para luego preñarlas (tienen una gestación de once meses). Tuvieron que aprender desde cero y sobre la marcha. El primer año parieron todas juntas y fue una tarea difícil ordeñarlas al mismo tiempo.
Miguel descubrió que las búfalas son animales extremadamente rústicos: es posible cambiar la dieta sin que se resienta mucho la productividad y no suelen sufrir grandes problemas de enfermedades. “Con las búfalas es muy difícil tener problemas de mastitis o de patas, y tampoco es necesario aplicar desparasitantes; el manejo no es tan insumo-dependiente como en el caso de un tambo de vacas”, señala Miguel. La única desventaja es que no están adaptadas para soportar el frío.
Cinco años atrás mudaron el tambo a la localidad bonaerense de Mercedes, donde consiguieron un campo con una laguna importante –son animales que necesitan permanecer húmedos en períodos estivales– con un tambo espina de pescado (que estaba abandonado) que cuenta con capacidad para ordeñar 16 animales de manera simultánea.
Actualmente cuentan con unas 300 búfalas, de las cuales 100 se encuentran en ordeñe. “Tenemos un promedio de producción anual de 6 a 7 litros (por cabeza/día), pero en invierno la producción baja mucho, por lo cual concentramos buena parte de las pariciones en esa época para equilibrar la oferta de leche durante todo el año”, apunta Miguel.
El rodeo de búfalas tiene pleno acceso a machos durante todo el año (logrando tasas de preñez altísimas de 97-98%). En 2017 comenzó a incorporar la inseminación artificial con semen de un toro italiano de alta performance (con una tasa de éxito del 33%).
La dieta estival está conformada por pasturas de agropiro y festucas, mientras que en invierno ofrecen pasturas de raigrás con trébol y rollos de moha. En la sala de ordeñe las búfalas tienen a disposición un concentrado a base de maíz sin monensina (elemento que no puede ser incorporado a la dieta de estos animales).
Recientemente incorporaron también silo de maíz y de sorgo para estabilizar las producciones en el período del año de bajas temperaturas. “Tenemos en carpeta un proyecto para estabular a las búfalas en invierno, pero es muy caro”, relata Miguel.
El veterinario y nutricionista del establecimiento debieron aprender –junto a Miguel– cómo gestionar un rodeo de búfalas, dado que en la provincia de Buenos Aires no existen muchas experiencias al respecto. Hubo tiempo atrás en Luján un tambo de búfalas que cerró (el 100% de la genética del mismo fue incorporado al tambo que ahora está en Mercedes). Y recientemente se montó uno en la localidad de Las Flores.
Un manejo adecuado es condición fundamental para gestionar un rodeo de búfalas. “Son animales muy fieles a la gente cuando entrena en confianza. Pero no es conveniente tener perros, gente gritando o música fuerte porque se estresan”, explica Miguel. “Nuestro equipo de trabajo está integrado por personas tranquilas y pacientes, que son dos aspectos clave para que las búfalas se sientan a gusto”, agrega.
Los aspectos más complejos se presentan durante las pariciones, donde se requiere mucha tranquilidad para no impacientar a la madre, y con los machos, los cuales deben estar completamente separados unos de otros, dado que, si llegan a verse, pueden iniciar luchas violentas que a veces terminan que la muerte de uno de los contrincantes.
La crianza de los terneros/as se realiza con búfalas amas, a cada una de las cuales se les asigna cuatro terneros/as (la búfala tarda unos veinte días en desactivar el calostro). Las hembras permanecen con su madre sustituta durante 50 a 60 días, mientras que los machos permanecen 30 a 40 días. La distribución espaciada de pariciones a lo largo de todo el año es esencial para poder implementar ese sistema.
Los machos se terminan con un peso de unos 400 kilos para ser comercializados en el Mercado de Liniers, donde no suelen recibir un precio adecuado (se los comercializa como si fuesen novillos overos). Uno de los proyectos que la empresa tiene en carpeta es desarrollar una nueva unidad de negocios –en sociedad– que permita valorizar la comercialización de carne de búfalo en circuitos gourmet.
El proceso de ordeñe es más lento respecto del de vacas. En verano, antes del ingresar al tambo, las ubres de las búfalas son mojadas, secadas con papel y revisadas para verificar si están limpias (y si no lo están se repite el procedimiento), para luego aplicarles oxitosina con el propósito de estimular la bajada de leche. “Un tambo de vacas puede emplearse perfectamente para ordeñar a búfalas: sólo es necesario ajustar un poco la presión de la máquina de ordeñe”, asegura el empresario CREA.
El 100% de la leche producida es elaborada por la fábrica de quesos Arrivata (localizada en Pilar; Buenos Aires). La demanda está conformada por hoteles, restaurantes, servicios de catering, líneas aéreas, queserías y cadenas de supermercados. “Si bien se trata de un nicho de negocio en el mercado argentino, la fábrica tiene capacidad para procesar mucha más leche de búfalas de la que producimos”, indica Miguel.
El empresario CREA está impulsando la creación de una pequeña cuenca de leche de búfalas en la zona de influencia de Mercedes, Luján y Navarro por medio de acuerdo asociativos con tambos de la zona que –sin dejar de tener vacas– quieran diversificar su producción incorporando pequeños rodeos de búfalas.
“Tenemos la ilusión de que en el futuro se pueda armar una cuenca lechera de búfalas en la zona, algo que podría ser favorable para muchos tambos chicos que la vienen remando en los últimos años”, proyecta Miguel.