¿Qué sucede luego de veinte años de siembra directa?
Estudio de largo plazo del INTA Anguil en lotes de empresas CREA de la región Oeste.
En las últimas dos décadas la agricultura en siembra directa permitió mantener los valores de materia orgánica de los suelos. Tal es la conclusión de un estudio de larga duración realizado por técnicos del grupo “Gestión ambiental, agua, suelo y vegetación natural” de la EEA INTA Anguil y la AER Gral. Pico en ocho lotes de empresas CREA de la región Oeste localizados en 30 de Agosto (El Correntino) y Mari Lauquen (Nueva Castilla).
“Si bien no se realizan pasturas (importante aporte de carbono), también es necesario tener en cuenta que se han minimizado las pérdidas por erosión que tenían lugar durante la secuencia de cultivos anuales que se realizaban con labranzas”, explica el informe del INTA.
“Es decir que, si bien los aportes pueden ser en promedio menores, las pérdidas también resultan menores y, con ello, estaríamos en un balance similar que no ha modificado en veinte años los contenidos de materia orgánica de los estratos superiores del suelo”, añade.
Los contenidos de fósforo (P) cuando se iniciaron los muestreos en 1998 diferenciaban dos zonas: Mari Lauquen con valores promedios de 20 partes por millón (ppm) y 30 de Agosto con contenidos inferiores a las 10 ppm en los primeros 18 centímetros del perfil del suelo.
“Luego de veinte años sorprende la importante caída de los niveles de P en Mari Lauquen a menos de 10 ppm, mientras que en 30 de Agosto se mantienen niveles bajos; en estos últimos seguramente el aporte de fertilizantes fosforados ha ido aumentando de la mano de la agricultura (en relación al planteo mixto) y se observan leves aumentos puntuales, aunque lejos de recuperar niveles adecuados del nutriente”, advierte el informe del INTA.
Ensayos de fertilización con distintas dosis de nitrógeno (N) y P sobre la producción de materia seca de raigrás utilizado como verdeo de invierno en el establecimiento El Correntino (30 de Agosto) mostraron que cuando no se aplica N (barra blanca del gráfico 3.a) no hay respuesta a dosis creciente de P y también que cuando no se aplica P (P0) prácticamente no hay respuesta a N. Sin embargo, cuando se aplican ambos nutrientes llega a duplicarse la producción respecto del testigo.
En tanto, ensayos de verdeos de invierno realizados en San Hermenegildo-El Carmen (Mari Lauquen) mostraron que la biomasa del testigo sin fertilizar contenía 1,6 kg.P/ha, mientras la que se fertilizó con N y azufre (S) sin agregado de P contenía cerca de 3,5 kg.P/ha (gráfico 3.b). “Es decir que la fertilización nitrogenada (muy necesaria y frecuente) en los suelos de Mari Lauquen habría acelerado la disminución de los contenidos de P de esos suelos”, sostiene el informe.
El CREA Oeste se localiza en la región subhúmeda y en la transición semiárida-subhúmeda pampeana. Hasta mediados de la década del ‘90 los sistemas de producción eran mixtos y basados en una rotación de cultivos anuales (forrajeros y de cosecha) y pasturas de alfalfa pura y con gramíneas perennes. Los sistemas de labranza (discos y vertical), secuencia de cultivos y uso de rastrojos por la ganadería daban frecuentemente lugar a muy bajos niveles de cobertura, propiciando la erosión eólica y el planchado de los suelos.
Ante la magnitud de estos procesos, en 1998 se incorporó en forma significativa la siembra directa con la premisa de mitigar esos efectos y mejorar la eficiencia de uso del agua. Complementariamente, se decidió regular el uso de los rastrojos por la ganadería a fin de mantener niveles de cobertura superiores al 50% y realizar ajustes oportunos de la fertilidad nitrógeno-fosforada considerando que bajo siembra directa la mineralización es menor.