La gestión de los recursos hídricos cordilleranos ante el cambio climático
Qué puede esperarse del nuevo escenario y cuáles son las herramientas disponibles para adaptarse.
“Siempre ha habido sequías en nuestra región, pero la duración e intensidad de la ocurrida en la última década nos ha sorprendido a todos los científicos”.
Así lo indicó Ricardo Villalba, investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), durante una charla en línea sobre “cambio climático y recursos hídricos al pie de Los Andes” organizada esta semana por la región CREA Valles Cordilleranos.
La crisis hídrica registrada en la región de Cuyo durante la última década (2010/2019) es considerada uno de los tantos fenómenos anómalos provocados por el calentamiento global, un proceso que combina la variabilidad natural del clima con el factor potenciador de la actividad antrópica.
El investigador explicó que, tal como se pronosticó en la Tercera Comunicación Nacional de la Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2015), las nevadas cordilleranas serán cada vez menos generosas y los períodos de restricciones hídricas más prolongados durante el otoño/invierno, además de reducirse progresivamente el tamaño de los glaciares.
“Sin embargo, las tormentas convectivas de origen Atlántico y amazónico van a aumentar, con lo cual vamos a tender a tener mayores precipitaciones durante el verano, lo que puede promover mayor presencia de enfermedades en plantas y más eventos de granizo”, señaló.
“La tendencia indica que el caudal de los ríos tenderá a ser decreciente, pero con una elevada variabilidad, lo que implica que vamos a seguir teniendo años con grandes caudales; tenemos que empezar a proyectar cómo vamos a almacenar los aportes de agua, cuando estén disponibles, para mantener el desarrollo regional”, explicó en referencia a la necesidad de promover el uso de la tecnología de riego por goteo y la construcción de reservorios y diques.
Villalba explicó que los glaciares son componentes cruciales del sistema hidrológico de montaña y actúan como reservas estratégicas de agua. “Los cuerpos de hielo son como los centinelas del cambio climático”, aseguró.
El investigador recordó que el Ianigla –institución dependiente del Conicet, la Universidad Nacional de Cuyo y la provincia de Mendoza– logró realizar el primer Inventario Nacional de Glaciares, en el cual se evidenció que la Argentina cuenta con 16.000 formaciones de hielo cordilleranas.
“En un año normal el aporte promedio de los glaciares al caudal del río Mendoza, por ejemplo, es del orden del 9%, mientras que en un año seco puede ubicarse en un rango de 30% a 40%. Si bien los glaciares ocupan un 0,8% del territorio de la provincia de Mendoza, son esenciales para asegurar la provisión de agua, por lo que tienen que estar protegidos y no se los debe tocar”, concluyó.