Pautas para maximizar la eficiencia de fertilización en trigo
Recomendaciones de Emilio Satorre. La importancia del uso del programa Triguero como herramienta clave en la toma de decisiones.
La determinación del nivel de agua disponible en el suelo al momento de la siembra de trigo es un factor clave para diseñar la estrategia de fertilización en función del rendimiento esperable del cultivo.
“La variabilidad de resultados se amplía enormemente cuando el contenido inicial de humedad es bajo”, explicó Emilio Satorre, coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA y profesor titular de la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), durante una charla en línea realizada esta semana.
“A pocos días del comienzo de la siembra de trigo es importante, antes de decidir cualquier planteo nutricional, determinar cuál es el contenido de agua en nuestros lotes”, remarcó Satorre, para luego recordar que Triguero –programa desarrollado por CREA junto a Fauba y Profertil– permite evaluar la dinámica de esa variable junto con la respuesta a la fertilización.
“Para la región Norte de Buenos Aires, en dos grupos CREA muy distintos –uno ubicado al este y otro al oeste de esa zona–, con el mismo manejo de fertilización nitrogenada podemos llegar a tener resultados muy diferentes. Triguero nos permite explorar la variabilidad probable en cada una de esos ambientes y el resultado alcanzable en función de los diferentes escenarios climáticos”, apuntó.
Satorre explicó que si bien Triguero no explora el efecto de la fertilización nitrogenada sobre la calidad del grano de trigo, cuando la respuesta en rendimiento se satura (ya sea con un aumento de la oferta de nitrógeno o con la disminución del rendimiento), el impacto del nitrógeno adicional agregado incide sobre el nivel de proteína por obtener.
“Triguero explora además el impacto de la fertilización nitrogenada a partir de las deficiencias que tienen otros nutrientes. El modelo productivo de trigo responde consistentemente a fósforo y, en los últimos años, la consistencia de la respuesta a azufre ha crecido en muchas zonas de la región productiva. Ambos elementos en conjunto expresan respuestas promedio que pueden llegar a superar los 600 kg/ha. Además, en muchas situaciones son importantes los efectos residuales de esas fertilizaciones sobre la soja de segunda”, explicó.
“Triguero es una herramienta que en el contexto actual no deberíamos ignorar al momento de tomar decisiones de fertilización de nuestros cultivos de trigo”, añadió Satorre.
Triguero se construyó a partir de en ensayos a campo, calibrando y validando sus resultados para predecir la respuesta de los cultivos en condiciones diversas y planificar el manejo del nitrógeno y sus interacciones en muchas situaciones y amplias regiones productivas del país. El programa puede descargarse aquí.